Ojos que miran la garúa
constante por la ventana.
Leños que al crujir en la tea,
liberan dríades que esperan
montar en el tren imaginario
de su morador.
Jarrón de flores que esconde
un laberinto de pasiones.
Un perro noble, que ladra a lo
extraño. Y lo único que quiere,
es una caricia redentora.
Un gato santurrón
necesario para espantar a los
malos espíritus.
Retratos de unos y de otros,
se fueron adornando con su
Historia, tabiques y muebles
apócrifos.
Miradas ígneas en la cocina,
fabrican guisos para la gloria
del paladar gustativo.
Dúctil mimbre, que nos invita
a la siesta informal.
Alcoba, corazón de nuestros
sueños y sentimientos. Te alimentas
de un amor diario o seccreto, y te
dueles cuando sufrimos.
Todo es como queremos que sea
en nuestro refugio. Porque el mundo
que hay afuera, es un kit de crueldades
a veces.
Morada, morada, expresión de nuestras
vidas de fabula o fachada.
Poeta : Francisco Pinilla Sánchez
Casa emblemática en Australia

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