las flores olorosas y bellas
se alimentan con la brisa de tu
aliento.
Las rejas trenzadas de tu balcón,
en el sueño las vi rezumar almíbar,
cayó su néctar en mis labios,
y yo, crisálida embriagada,
acerqué mi esencia a la comisura
de sus parpados sensuales.
¡ Oh ! Jadeo infinito,
que galopas
en las lenguas de la noche
para los fluidos caídos del espacio
a los amantes.
por los cuerpos en su
frenesí.
¡ Oh ! débil eres dios Ra ,
al ver el surcar corazones
en el Nilo y no faraones .
¡ Ven amada ! Que no hay
mayor templo de
amor ;
que un encuentro en la
planicie de nuestra
piel.
Poeta Francisco Pinilla Sánchez