este universo,
está sola por muchos hijos
que dio.
¡ Yo ! Fecundo ese vacío
con el esperma
de mis palabras.
Tú, pretérito pasado con historias
nuestras ; sois razón de existir,

conocemos en esta materia.
Miro al cielo
de la noche para besar
y abrazar
a esa mujer
que parió la vida
y la muerte.
Tú, tan humilde y callada
en tu latitud infinita
das morada sin pedir nada,
y los dioses se proclaman Hacedores,
cuando son nada más ; hijos bastardos
de una boca charlatana.
Yo abro mi pecho,
brotando de él
un torrente de palabras
poniéndolo en tus manos,
para que bebas de ellas
hembra olvidada
de la creación.
Poeta Francisco Pinilla Sánchez.