-Tengo poco, más bien poco.
Pero ese poco que tengo,
que son mis palabras,
son para la sociedad española.
Tengo la dicha de haber leído
Don Quijote de la Mancha. Y nacido,
en el país donde creado ha sido.
(Que tomen nota de estos versos los malvados que no pueden ser perseguidos).
Porque los poetas nacemos para el pueblo y ante el oprobio y la infamia,
no debemos callar, venga de donde venga.
Voy a destilar de mi pluma una poesía de realidad social, sobre la injusticia de los
desahucios.
EL DESAHUCIO
Suenan las botas acharoladas
con su orquesta de sirenas,
y el estruendo de sus pisadas
alertan a las vecinas.
Un pelotón de policías con sus porras
se atrinchera en los portales.
La gente de barrio sin fusiles
y con palabras, aguantan zurras.
Tres golpes secos como tres condenas
suenan en una puerta obrera.
La familia con su llanto, se desespera
al oír la manada de hienas.
La puerta es violada por la canallada
de un banquero y un político.
Y para el juez es un día patético,
porque sabe que esta ley es: (una golfada).
Los padres con sus dos hijos,
salen de la que fue su morada,
y la zozobra se refleja en su mirada.
Vecinos y Cáritas, tienen ante sus ojos.
Y los miserables en comedores
riendo de sus privilegios caníbales.
Un manotazo adverso con puñales
asesinan sin manos a trabajadores.
El cielo raso con escarcha
es el techo de los embargados.
Los niños con su juguete cansados,
siguen a sus padres en la marcha.
También se va lo malo,
y llegará la luz que acabará
con la entelequia bárbara
de los casquivanos en su escándalo.
Poeta: Francisco Pinilla Sánchez