Hoy he sentido
que estás aquí.
Aunque te marchaste,
los pensamientos tuyos
claman por salir
de la noche perpetua
impuesta sin astros.
Te fuiste con la materia
terrenal
y ahora, te das cuenta,
que te arruinaste en
felicidad.
Suena mi teléfono
y al escuchar tu persona
mi voz, se ilumina tu
interior
siendo esta luz, la que apaga
la sed de tus recuerdos sedientos
de amor.
Oigo el ruido de tu coche aparcando
en mi calle, y las farolas murmuran.
Llamas a la puerta con la aldaba
que te vio marchar sin entenderlo
como yo.
Abro la puerta, y tus lágrimas caen
a esas maletas que equilibran
un vacío o una esperanza,
para enmendar tu error.
Extiendo mis brazos, rompiendo
el silencio de la duda.
Te abrazas a mi con las cuerdas
rotas de amor, para que yo,
las fije otra vez al puerto que
anhela nuestro arrecife de
corales.
Regreso, que vienes a soldar
el presente,
para que no vuelva el desatento
día sin amor.
Poeta: Francisco Pinilla Sánchez

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