domingo, 17 de noviembre de 2013
LA DICHA DE SER ESCUCHADOS
Allá donde los juncos se mecen en su frescura, y dan sombra
al pez más sabio del río, paré para apagar mi sed.
Al meter la mano para refrescar mi boca, me dijo el pez sabio:
- Cuánta ternura atesoras en esa mano , no he visto a nadie
acariciar el agua con tanto amor.
Le dije al pez sabio :
- Es la mano que me ha dado Dios , para escribir Poesías.
El pez platicó :
- Le pedí al Señor que antes de dejar este mundo, quería
conocer a un poeta, y me ha escuchado.
- Pues entonces te digo pez sabio, que tu vida no ha sido en
vano, porque Dios te puso aquí para guardar de las almas
que viajan por el río, hasta desembocar en un océano de amor.
- Ese día el sol y la luna detuvieron el tiempo, porque ninguno
de los dos quería marchar a su morada escuchando los
poemas que narraba el poeta a los oídos del pez sabio,
pero llegó el amanecer y cada cual marchó a su destino.
Al poco murió el pez sabio, la corriente arrastró aquel pez
que vio un sinfín de reflejos de la luna acariciando las aguas y
romances a la vera del río.
Adiós pez sabio, cuántas almas en años de fastos quisieran
haber tenido la dicha de ser escuchados.
Poeta : Francisco Pinilla Sánchez
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