Hombre
cuprífero, que moras en la ciudad
muerto en
vida.
Eres cúmulo
de muchas cosas,
negocios,
razones, trabajos,
Tienes dos
llaves: la primera es,
ad valórem, y
la segunda,
ad calendas
graecas.
Te sientes el
amo de destinos,
y lo único
que eres; -un pobre infeliz-
que al pasar
a tu casa, estas solo.
Hombre
cuprífero, te digo, que el culmen
de la vida
está en los detalles del
día a día.
Regala un
ramo de flores a tu amada,
haz reír a un
niño, vive con amor,
y sentirás
por tus venas la vida, hombre cuprífero.
Poeta : Francisco Pinilla Sánchez
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