Va
un día más al colegio y se sienta
en
su pupitre, al lado de la ventana mirando
el
paisaje, disimulando su hambre, para que su
maestra
no se sienta mal.
Es
consciente del problema suyo y de otros
compañeros.
Pero él con entereza, es un infante
que
hace frente a la zozobra.
Sabe
que sus padres están buscando trabajo.
Lleva
guardado un chusco de pan en su taleguilla,
y
en el recreo, lo comparte con sus camaradas de
fatigas.
La
Asamblea de Madrid con cuernos y no estrellas,
tiene
sus comedores abiertos, lleno de insolidarios,
para
llenar sus tripas que son un avispero.
Cuando
hablan en su ágape sus Señorías; muestran
en
su lengua, un aguijón ponzoñoso. Al comer gesticulan
sus
labios como un ano ventoseado y sus manos son
garras
de buitre, para apresar el pan que quitan a los hijos
de
obreros.
Suena
la sirena y el niño sale corriendo al encuentro de
su
abuela con una sonrisa, dándola un beso y un fuerte
abrazo.
Ella le pregunta ¿ cómo te ha ido el día mi hijito?
El
niño responde: ¡muy bien abuela, muy bien!.
Poeta : Francisco Pinlla Sánchez
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